Frotarse los ojos pueden llegar a producir alteraciones en la superficie ocular, deteriorar la piel de los párpados y romper pequeños vasos sanguíneos acelerando el proceso de envejecimiento cutáneo de esta zona ocasionando la aparición de bolsas y ojeras. Para evitar esto es mejor utilizar lágrimas artificiales que se pueden adquirir fácilmente en nuestra óptica y nos ayudarán a limpiar los ojos y mantenerlos lubricados.